Blog del Centro de Innovación del sector Público
LOS GASTOS: UN INSTRUMENTO EN MANOS DE LOS POLITICOS.
Los gastos presupuestarios reflejan, entre otras cuestiones, lo que el poder polÃtico quiere llevar a cabo en un periodo de tiempo, es el reflejo de una polÃtica económica, que suele ser plurianual, a aplicar en cada uno de los ejercicios, dado que los presupuestos son anuales. Se convierten los gastos en un gran instrumento en manos de los polÃticos con la pretensión de que la sociedad valore y reconozca el esfuerzo que están haciendo y asà los puedan volver a votar y ellos seguir gobernando. Cuanto más gasten y el resultado de ese gasto se pueda apreciar a corto plazo, para una pronta visualización por parte de los ciudadanos, los polÃticos se sienten felices porque están logrando su objetivo y solo esperan su reconocimiento público, a través del voto.
Esta es una de las circunstancias que hace que muchos gastos sean poco operativos o se destinen a finalidades que reportan escasos beneficios a la colectividad, sino que responden a intereses electoralistas. Ahà tenemos las ingentes inversiones o gastos suntuarios que hoy ya se consideran despilfarros, y carente de toda utilidad pública, se podrÃa recitar todas esas inversiones o gastos a los distintos niveles, municipal, autonómico o estatal que no resisten el más mÃnimo análisis de eficacia o de eficiencia.
¿Cómo se evitarÃan estos derroches o como se podrÃan realizar inversiones y gastos eficientes? La respuesta es difÃcil mientras que las propuestas estén impregnadas de consideraciones polÃticas partidistas. SerÃa necesario que hubiera un control de esas decisiones politizadas, pero como ese control se realiza en las Cortes por los grupos polÃticos y además se han de atender peticiones territoriales y de componendas con otras fuerzas polÃticas hace que esta situación sea difÃcil de corregir. HabrÃa que establecer un mapa de necesidades de inversión y de gastos públicos y llevar a cabo un estudio técnico de viabilidad y evaluación de cada propuesta o decisión en inversiones y gastos y se reflejara su eficacia, utilidad, beneficio que pueda reportar a la sociedad y a los administrados y su coste, para que al aprobarlos quede constancia de la postura de cada grupo y asà puedan responder de su propuesta y de su gestión.
En nuestro paÃs, a pesar de la situación de crisis económica, de falta de financiación y de los recortes presupuestarios, el gasto público ha ido aumentando y estos mayores gastos no han impedido que el paro siga creciendo, ni ha contribuido a la más mÃnima mejora de la economÃa, a la vez que tampoco ha conseguido frenar la pérdida en el bienestar de los individuos y las familias.
HabrÃa que plantearse qué gastos son los necesarios, para lo que se ha de entender como el esqueleto o basamento del Estado, entre ellos se pueden considerar los de las pensiones, sanidad, educación, desempleo y las inversiones productivas (nunca las del ladrillo) e industriales, lo cual no significa que no se pueda revisar y actualizar la estructura de estos gastos, para buscar una mayor eficiencia de los mismos, liberando recursos que ahora no están bien empleados. Temas como el envejecimiento de la población, una mayor esperanza de vida, la demografÃa, la natalidad, la población activa, sus retribuciones, las cotizaciones, la fiscalidad y otras variables han de ser tenidas en cuenta para sostener estos gastos a lo largo del tiempo.
El resto de los gastos deben ser objeto de una revisión profunda pensando en la eliminación o reducción drástica de los mismos. Se deberÃa plantear si son necesarios, si no se pueden realizar de otra manera y a un menor coste, para conseguir el objetivo que se les marque y se ha de justificar la utilidad social de los gastos, no vale con decir que son polÃticamente necesarios, hay que exigir que el poder polÃtico determine antes de su aprobación qué se quiere conseguir con ese gasto y a quien va a beneficiar, y si no hay otra manera u otra forma de satisfacer esa necesidad, sin olvidar que hay que priorizar, y por lo tanto establecer un proceso de selección con otras propuestas similares de gasto, a lo que habrÃa que añadir un lÃmite cuantitativo de los importes a gastar por las Administraciones y al final del proceso una evaluación.
Juan Pedro Serrano Arroyo
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